Hemos llegado al 270 aniversario del hallazgo de nuestra Señora de Suyapa. Una vez más la Embajada de Honduras ante la Santa Sede en la persona del sr. Carlos Ávila organizó una celebración eucarística en la Iglesia Latinoamericana Santa María della Luce en Trastevere. Una bella misa con una gran afluencia de hondureños.
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Fiesta de Nuestra Madre
Francisco afirmó en la misa por la Fiesta de la Virgen de Guadalupe, que es «difícil» presumir de la sociedad de bienestar en América cuando el continente «se ha acostumbrado» a que miles de niños, mujeres y ancianos sean excluidos o agredidos. Francisco pronunció su homilía en español en la Basílica Vaticana el pasado 12 de diciembre, celebrando por tercer año esta celebración eucarística dedicada a la Virgen de Guadalupe, por la que siente una gran devoción y ante la que rezó durante su visita a México en febrero de 2016. Concelebraron con él más de 600 sacerdotes.
En su homilía recordó a aquellas familias americanas que «van quedando marcadas por el dolor al ver a sus hijos víctimas de los mercaderes de la muerte». Por otro lado, subrayó lo «duro» que resulta ver cómo se «ha normalizado la exclusión de nuestros ancianos», obligándoles, dijo, «a vivir en la soledad, simplemente porque no generan productividad». Y recordó a las mujeres, que «son sometidas a múltiples formas de violencia dentro y fuera de casa» ya desde su niñez o adolescencia, tal y como ya denunció en 2007 la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en el «Documento de Aparecida». «Son situaciones que nos pueden paralizar, que pueden poner en duda nuestra fe y especialmente nuestra esperanza, nuestra manera de mirar y encarar el futuro», advirtió el pontífice, que recomendó afrontar estos hechos con «fe recia y servicial».
El primer pontífice que presidió la celebración en la Basílica de san Pedro en honor a la Virgen de Guadalupe fue el Papa Emérito Benedicto XVI en el año 2011, en ocasión del Bicentenario de la Independencia de los países latinoamericanos. Sobre la gran fiesta que se está transformando ya en una tradición en el Vaticano, el Profesor Guzmán Carriquiry, de la Pontificia Comisión para América Latina, promotora del evento explica que «la fiesta de la Nuestra Señora de Guadalupe tiene una resonancia especial en toda América Latina, porque las apariciones de nuestra Señora de Guadalupe han sido como el ‘acontecimiento fundante’ del cristianismo en nuestras tierras». «La Virgen de Guadalupe, Virgen Inmaculada, Virgen embarazada, traía consigo al Salvador que rompía los muros de separación y que mostraba la suprema dignidad de cada uno de los habitantes de los nuevos pueblos en gestación».
El prof. Carriquiry señala algunas particularidades de esta celebración. En primer lugar, que sucede al Viaje del Papa Francisco a México realizado en febrero de este año, durante el cual visitara la capital espiritual del continente americano y meta de peregrinación de cristianos del mundo entero: el Santuario dedicado a La Morenita a los pies del Tepeyac.
En segundo lugar destaca los 22 millones los fieles que atravesaron la Puerta Santa del Santuario de Guadalupe en este Año de la Misericordia, que ofrece la dimensión de la devoción a la Patrona de las Américas; y, por último, los cantos que animaron esta celebración en San Pedro: antiguos cantos litúrgicos compuestos en náhuatl, la lengua del ‘Nican Mopohua’, el documento que contiene el relato de las apariciones de Nuestra Señora al indio San Juan Diego, y piezas en quéchua, mapuche y guaraní, demostrativo del cómo, a partir de las apariciones de Nuestra Señora de Guadalupe, «ha habido una inculturación del cristianismo también en las tradiciones lingüísticas, musicales y artísticas de los pueblos indígenas de América Latina»
«Los cantos que acompañaron la celebración son de alguna manera, un homenaje a nuestros pueblos indígenas, tan necesitados de compañía, de sostén, de promoción, de defensa, y al mismo tiempo, un homenaje de los pueblos indígenas a Nuestra Señora de Guadalupe, que quiso revestirse con todas las tradiciones nativas, para donar a su Hijo a estos pueblos», afirma por último Carriquiry.
La imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, única imagen que la Madre de Dios dejó grabada de sí misma, presentó a los indios mexicanos la fe de manera tal, que pudo ser comprendida y aceptada de inmediato, y es venerada por los pueblos latinoamericanos desde su grabación en la tilma del indio San Juan Diego en 1531.