Le pedí a Patrick si me mandaba una anécdota con Guillermo Anderson, y me mandó este bello texto, que representa no sólo la buena relación de dos hermanos, sino también una sintonía que los acompañó hasta el final. Entre estas líneas, se siente no sólo el super cariño a su hermano mayor, sino sobre todo su admiración. Gracias Patrick.

Yo me llamo Patrick, y soy el hermano menor de Guillermo. Desde el punto de vista de un hermano, algo curioso entre nosotros dos eran algunos gustos muy similares. Por ejemplo, en Honduras, una de las pocas personas con las que yo podía compartir y degustar una sabrosa pizza de anchoas era con mi hermano. En Honduras, las anchoas no soy muy populares. La gente le hace las cruces por lo saladas. A otros no gustan por su fuerte olor. Para nosotros, era la pizza favorita, y si el establecimiento ofrecía pizza, uno de los dos, ¡rápido preguntaba por las aborrecidas anchoas!
Otra historia que recuerdo bien, fue que Guillermo había “ojeado” en una tienda unos tenis con un look particular. Ese estilo no era muy popular, y en la tienda solo había un par de venta. El día que finalmente decidió ir a comprarlos, ya no los vio. Al preguntarle a una de las empleadas sobre los tenis, ella le dijo, “vino unos minutos tarde fíjese. Hace poquito vino un muchacho y se los llevo.” Apesarado se fue sin los tenis para su casa, donde para el colmo, yo había ido a visitarlo calzando un par de tenis nuevos y muy emocionado se los enseñé para ver si le parecían. “No te creo,” me dijo, “hace poquito fui a comprarlos y la empleada me dijo que ya se los habían llevado.” ¡Él y yo, jamás habíamos discutido antes que ese estilo nos gustaba! ¿Casualidad?
Otra anécdota, es que Guillermo fue amante y practicante del surfing mientras realizó sus estudios de literatura y teatro en la Universidad de Santa Cruz, California. Me contaba de las intensas ganas que adquirió por surfear cuando joven. Muy convenientemente, la universidad, con playa colindante al Océano Pacifico, regalaba oleaje apto para ese deporte a todos los estudiantes que se atrevían. Guillermo aprendió tan bien el surfing, que cuando azotaban las tormentas que generan los frentes fríos durante los meses de diciembre y enero en La Ceiba, se metía como “Juan Por Su Casa” al mar revuelto e inclemente, para practicar ese su deporte favorito.
Por mi parte, los hermanos de mi cuñada Lastenia Godoy, compraron una tabla de windsurfing (surfing a vela) a mediados de los ochenta. Después que finalmente aprendí con ellos (no es fácil aprender), a mí también me invadió un “rigió” inigualable, al punto de obsesión. Pasaba días enteros windsurfing con los Godoy en nuestro Mar Caribe; terminaba negro de sol, y con un hambre atroz. Guillermo me contaba de su surfing, y yo a el del windsurfing. Los dos usan una tabla para desplazarse sobre el agua. Pero talvez lo más parecido fueron las ganas con la cual ambos adoptamos esos deportes que en Honduras casi no se conocen. A Guillermo todo lo que se tratara de mar lo enamoraba. Yo más de alguna vez también quise ser marinero cuando cipote. Pero el destino lo hizo a él capitán de un velerito que compró ya por último (El Mis Lastenia). Yo, sin embargo, ¡volé varios años como capitán de avión en las aerolíneas nacionales!
Musicalmente hablando, también, si lo que le gustaba a él me gustaba a mí, y viceversa. Guillermo al igual que yo, gustaba mucho de todas las harmonías jazz, y ritmos africanos y afroamericanos. Me contaba de los grupazos y músicos que había visto en festivales de Jazz mientras estudió en California, y yo le contaba de los grandes que había visto en el Festival de Jazz de Nueva Orleans mientras fui estudiante en la Universidad Estatal de Luisiana. La música definitivamente fue un nexo importante en nuestra relación.
No hay duda que Guillermo y yo teníamos backgrounds similares, y por lo tanto, gustos en común. Bueno, criados en la misma casa y hermanos de la misma madre y padre después de todo, así que talvez no sea de extrañarse. Sin embargo, la talentosa, innovadora, e iluminada alma artística fue suya. Yo de poeta y loco, bien poco; un poquitín talvez.
Patrick Anderson

Uno de los temas de Guillermo preferidos por Patrick es Amor y Confidente, donde le hizo de baterista. En este audio que me mandó Patrick sentí alegría, pero también tristeza y nostalgia.
Guillermo Anderson «Costa y Calor» (En Vivo – Llevarte al Mar) Patrick fue el baterista del Album, Costa y Calor.