En su alocución previa al rezo mariano del Ángelus, el Papa Francisco habla de la codicia por tener siempre más. Convirtiendo en esclavos y servidores del dinero a quienes persiguen enriquecerse siempre más, es adictiva. «En las guerras y los conflictos: el ansia de recursos y riqueza está casi siempre implicada. ¡Cuántos intereses hay detrás de una guerra! Sin duda, uno de ellos es el comercio de armas», dijo.
Servirse de las riquezas sí; servir a la riqueza no: es idolatría, es ofender a Dios, dijo el Pontífice, y agregó que la vida no depende de lo se posee, depende de las buenas relaciones con Dios, con los demás y con los que tienen menos.
Es necesario preguntarnos cómo queremos enriquecernos, según Dios o mi codicia. Preguntarnos qué herencia queremos dejar, dinero en el banco o gente feliz a mi alrededor, buenas obras que no se olvidan, personas a las que he ayudado a crecer y madurar. La codicia por tener siempre más. Convirtiendo en esclavos y servidores del dinero a quienes persiguen enriquecerse siempre más. Francisco dijo que la codicia es una enfermedad peligrosa para la sociedad: por su culpa, dijo, hemos llegado hoy a otras paradojas, a una injusticia como nunca antes en la historia, donde unos pocos tienen mucho y muchos tienen poco. «Pensemos también en las guerras y los conflictos: el ansia de recursos y riqueza está casi siempre implicada. ¡Cuántos intereses hay detrás de una guerra! Sin duda, uno de ellos es el comercio de armas», dijo.