Francisco dijo a los participantes en la Plenaria del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos que ignorar las “divisiones entre los cristianos, por costumbre o resignación, es tolerar la contaminación de los corazones, siendo así terreno fértil para el conflicto”
En su discurso a los participantes en la Plenaria del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, el Pontífice les dijo que en el siglo pasado, “la conciencia de que el escándalo de la división de los cristianos tuvo un peso histórico en la generación del mal que ha envenenado el mundo con el dolor y la injusticia, conmovió a las comunidades creyentes, bajo la guía del Espíritu Santo, a desear la unidad por la que el Señor oró y dio su vida”.
Y este anhelo de unidad, les dijo, es el que hoy debe ser alimentado de nuevo, sobre todo “ante la barbarie de la guerra”:
“El anuncio del Evangelio de la paz, el Evangelio que desarma los corazones incluso ante los ejércitos, sólo será más creíble si lo proclaman cristianos finalmente reconciliados en Jesús, Príncipe de la Paz; cristianos animados por su mensaje de amor y fraternidad universales, que trasciende los confines de su propia comunidad y nación”.