El Papa Francisco recibió a los participantes en el congreso organizado por la Sociedad Italiana de Farmacia Hospitalaria y de los Servicios Farmacéuticos de las Autoridades Sanitarias. Con la pandemia, les dijo, ha cambiado y cambiará la forma de planificar, organizar y gestionar la salud y la asistencia sanitaria. Al respecto, el Pontífice les indicó tres caminos en los que continuar sus esfuerzos.
La rutina diaria y el servicio del farmacéutico
Retomando la figura del posadero en la parábola del buen samaritano: cuando se le pide al posadero que acoja al herido y lo cuide hasta que vuelva el samaritano, Francisco ve los dos “aspectos significativos del trabajo del farmacéutico de hospital”: la rutina diaria y el servicio oculto. Aspectos que requieren paciencia, constancia y precisión, añadió, pero tienen poca visibilidad. Por eso, aconsejó:
“Si van acompañadas de la oración y el amor, generan la «santidad de la vida cotidiana». Porque sin la oración y el amor -como bien saben- esta rutina se vuelve árida. Pero con amor, hecho con amor y con oración te lleva a la santidad «de al lado»: santos anónimos que están en todas partes porque hacen lo que tienen que hacer bien».