Estamos todos encerrados, en nuestras casas, por nosotros y por los demás, esperando que pase esta pesadilla. una pesadilla que no tiene fin y va como una cadena, obligando poco a poco a los países, al mundo, a seguir medidas restrictivas para combatir el coronavirus.

Wuhan estuvo casi tres meses y ya salieron de esta. Pero señores, Wuhan hizo una verdadera cuarentena, no salieron para nada, ni al supermercado, ni a la farmacia, el ejército les llevaba comida y medicinas. En los edificios se construyeron barricadas para que nadie saliera. En Italia llevamos un mes de cuarentena, y para mi, como la estamos llevando, no basta. Los muertos siguen aumentando día a día.

Sale un miembro de la familia, al supermercado o a la farmacia. Y salen también los que están sirviendo a la sociedad: médicos, enfermeros, sacerdotes, religiosas, fuerzas del orden, chicos que hacen entregas express.
Sales de casa y te cubres con mascarillas y guantes látex. Llegas a la casa y te quitas los zapatos y los desinfectas, la ropa que llevas puesta directo a la lavadora, te quitas los guantes y mascarilla y van directo a la basura, si vienes del súper las bolsas en el suelo y uno a uno, desinfectando lo que compras. Donde sea que camines o entres, banco, supermercado o farmacia está el terror de acercarte más del metro al otro y lo mismo de parte de los demás.
¿Será que la mente, el cuerpo, nuestras sensaciones se acostumbrarán a esta psicosis necesaria hoy día? llegará el día en que nos digan que esta pesadilla terminó y podemos retomar nuestras vidas, ¿será que la retomamos de verdad o existirá en nosotros la costumbre de mantener la distancia, de no abrazarnos, besarnos, de desinfectar todo lo posible y existente?
O por el contrario, correremos como locos abrazándonos todos, sonriéndonos unos con otros sin ver por fin, la maldita condición social, la raza, la religión del otro, simplemente seremos una misma humanidad que ha sido sacudida en lo más profundo, pero aprendió qué hay que ser corresponsables y solidarios con el prójimo, qué hay que ser más humanos. ¡Dios Bendito que así sea!
Espero que esta experiencia nos ayude a aprender y crecer como personas. Que cada uno de nosotros tomemos responsabilidad y que al final veamos un mundo más solidario.
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