La suerte de tocar el sax con tu ídolo

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Para todo artista hondureño, escuchar música de Guillermo Anderson y seguir sus notas musicales en el instrumento que toca o cantar su canciones,  era y es una gran emoción. Además, al dedicarse a los niños, cantando piezas para ellos, Guillermo hizo que muchos chicos crecieran cantando sus canciones. Es y será un gran Maestro. Un Señor lleno de humanidad.

Hablando con el abogado y músico, Luis Bustillo sobre algunas anécdotas que me quisiera contar de cuando trabajó con Guillermo me dijo: Tengo tres anécdotas con Guillermo Anderson que son las principales.

En la primera, lo invita un día el músico Carlos Umaña a tocar con Guillermo en el Parque Central de Tegucigalpa. Y Luis me cuenta que Carlos le dice:

«Necesito que hagas coros y que toques el sax -le contesté muy bien-  fui al evento y todo, me presentaron a Guillermo, empezó el show y a la segunda canción ya no pude contener mis lágrimas de la emoción porque yo soy fan suyo desde que era un niño. Hasta ese momento, realmente no entendía la magnitud del fanatismo que tenía por su música y por todo lo que él representaba. Y en esa segunda canción empecé a llorar de la emoción al caerme ‘el veinte’, que estoy parado en el mismo escenario con Guillermo Anderson, haciendo coros y tocando el saxofón para él.  Fue una anécdota maravillosa que cuento siempre, pues no todos los días tenemos la suerte de tocar con nuestro ídolo. Y a mí se me cumplío ese sueño».

Guillermo siempre buscó alentar a quien tuviera un talento a desarrollarlo para seguir adelante y tener un futuro.  Hizo lo mismo con Luis Bustillo, le insistió para que sacara un disco.

Y así fue, en el 2015,  Luis lanzó su primer disco que se llama  y yo te ví.

Canción de Luis Bustillo. Y yo te ví

«La última anécdota que yo recuerdo con Guillermo que fue algo muy bonito porque quien puede pensar que un Maestro como él, le va a pedir un consejo a alguien como yo». Así me sigue contando Luis, otro de sus momentos con Guillermo. En esta anécdota, Guillermo Anderson le expresa su preocupación porque en su gira por Japón, hará 30 conciertos y no sabe si su voz aguantará tanto trajín.

Luis le compartió a Guillermo lo que aprendió en un curso con un foniatra, que aconsejó que el único remedio para cuidar la voz es beber pequeños tragos de agua. Pequeños sorbitos de agua, para humectar constantemente las cuerdas vocales.

«Pues Guillermo Anderson se fue a Japón y todo, hizo su gira, y cuando regresó le pregunté cómo le había ido, y mientras yo le estaba preguntando él agarró el bote de agua, y me dijo: mirá, no tuve ningún problema, el agua fue el secreto».

Estas tres conversaciones fueron quizás tres momentos que  nunca olvidaré del tiempo que trabajé con él, me dijo, Luis Bustillo.

Acá les va otra pieza de este gran cantautor:

Luis Bustillo: Tú y Yo

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