Asesinato de Juan Jesús Posadas Ocampo
En 1993, el cardenal Jesús Posadas Ocampo y su chofer fueron asesinados en un tiroteo en que llegaron al estacionamiento del aeropuerto de Guadalajara (52). Posadas iba a recoger a Girolamo Prigione, representante de la Santa Sede en México. El Fiscal General, Jorge Carpizo, dijo que pistoleros de Arellano lo habían confundido con «El Chapo» Guzmán, porque sus coches eran iguales: el mismo modelo, mismo color. Guzmán, quien no estaba muy lejos de allí con su pueblo, repelieron el ataque y escapó bajo una lluvia de balas. Minutos más tarde, algunos hombres armados y uno de los hermanos Arellano tomó un vuelo regular a Tijuana. La PGR no pudo explicar por qué nadie trató de detenerlos. Guzmán fue capturado el mes próximo y enviado a prisión de alta seguridad de Almoloya. El mayor de los Arellano, Francisco Rafael, fue acusado de uso ilegal de armas, detenidos en Tijuana, en diciembre de 1993 y encarcelado en Almoloya.
Marcos, el histórico líder del EZLN, tiene la «intuición» de que el purpurado, fue asesinado porque sabía que algunos funcionarios de alto rango estaban implicados en el negocio de las drogas, la información que estaba a punto de decirle a Prigione. En 1998, todavía existen importantes e influyentes miembros del clero, así como numerosos grupos sociales en todo el país, que no creen en el «error», y siguen esperando una explicación creíble.