Es necesario y urgente fomentar un periodismo de paz, dar noticias positivas, sin negar la existencia de los problemas graves. El nuestro debe ser un periodismo que vaya de la mano de la verdad, frenando y conciliando las diferencias.
Un periodismo hostil a las falsedades, un periodismo hecho por personas para personas, y que se comprende como servicio a todos, especialmente a aquellos que no tienen voz; un periodismo que no queme las noticias, sino que se esfuerce en buscar las causas reales de los conflictos, para favorecer la comprensión de sus raíces y su superación a través de la puesta en marcha de procesos virtuosos; un periodismo empeñado en indicar soluciones alternativas a la escalada del clamor y de la violencia verbal.
