A pesar mis pecados y debilidades, Dios me ama y me toma de la mano: Ángelus del Papa Francisco

Hola quiero compartirles este Ángelus del Papa es maravilloso y deja tanto sobre todo para los chicos de hoy día.

Domingo 11 de marzo:

«Alégrate Jerusalén […]. Alégrense y se regocijen, ustedes, que estaban tristes». ¿Cuál es el motivo de esta alegría? Es el gran amor de Dios hacia la humanidad, como nos lo indica el Evangelio de hoy: “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. (Gv 3,16). Estas palabras, pronunciadas por Jesús durante su coloquio con Nicodemo, sintetizan un tema que es el centro del anuncio cristiano: Incluso cuando la situación parece desesperada, Dios interviene, ofreciendo al hombre la salvación y la alegría. Dios, en efecto, no está apartado, sino más bien, entra en la historia de la humanidad, se involucra en nuestra vida, entra, para animarla con su gracia y salvarla.

 Estamos llamados a escuchar este anuncio, rechazando la tentación de considerarnos seguros de nosotros mismos, de querer prescindir de Dios, reclamar la libertad absoluta de él y su PalabraCuando encontramos el valor de reconocernos por lo que somos, y se ocupa mucho valor, nos damos cuenta de que tenemos que rendir cuentas con nuestra fragilidad y nuestros límites. Entonces puede pasar que nos agobie la angustia, la ansiedad por el mañana, el miedo a la enfermedad y la muerte. Esto explica por qué muchas personas, en busca de una salida, a veces toman atajos peligrosos como el túnel de las drogas o el de supersticiones o ruinosos rituales mágicos. Es bueno conocer los propios límites, las propias fragilidades, debemos conocerlas, pero no para desesperarnos, sino para ofrecerlas al Señor y él nos ayuda en el camino de la sanación, nos lleva de la mano, jamás nos deja solos, jamás.

 El cristianismo no ofrece consuelos fáciles, no es un atajo, sino que requiere fe y una vida moral sana, que rechaza el mal, el egoísmo y la corrupción. Pero también nos da la verdadera y gran esperanza en Dios Padre, rico en misericordia, que nos ha dado a su Hijo, para salvarnos y ésta es nuestra verdadera alegría.

 Tenemos tantas tristezas, pero cuando somos verdaderos cristianos, existe esa esperanza que es una pequeña alegría que crece y te da seguridad. No debemos desanimarnos cuando vemos nuestros límites, nuestros pecados y nuestras debilidades: Dios está allí, Jesús está en la cruz para sanarnos. Este es el amor de Dios. Mirar la Cruz y decirnos dentro de nosotros: “Dios me ama”. Es verdad existen esos límites, esas debilidades y esos pecados, pero Él es más grande de esos límites y de esas debilidades y esos pecados. Tomemos la mano del Señor, miremos la Cruz y sigamos adelante.

 María, Madre de la Misericordia, nos pone en el corazón la certeza de que somos amados por Dios. Ella se queda cerca de nosotros cuando nos sentimos solos, cuando estamos tentados a rendirnos a las dificultades de la vida. Nos comunica los sentimientos de su Hijo Jesús, para que nuestro viaje cuaresmal se convierta en una experiencia de perdón, bienvenida y caridad.

 ÁNGELUS DEL PAPA FRANCISCO, 11 DE MARZO, IV DOMINGO DE CUARESMA

 

Ángelus del Papa Francisco

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