Hace un año que te fuiste, y como sacudida de un terremoto quedamos sin aliento, pérdidos. Hace un año nos dejaste físicamente pero el tiempo no logrará borrar nuestros recuerdos, nuestros bellos momentos. Cualquier momento que tuvimos contigo. Un café juntos, un vinito juntos. Pero sobre todo consejos, cuántos quedamos huérfanos de tus consejos, y tratamos de vivir con los que nos dejaste.
Y vivimos cada día con los consejos personales que nos dejaste, pero también con los que dejaste al mundo que aún te tenía que descubrir, los que están en cada una de tus canciones. En tus poemas.
Duele mucho aún ese 5 de agosto que llegaste a La Ceiba agonizante, y no digamos ese 6 de agosto que tu espíritu, tu alma abandonó el cuerpo. Y subiste al cielo. Fuiste un ángel prestado por Dios. Para darnos paz, serenidad y amor.
Cuesta entender, que cuando encontramos en el mundo a seres extraordinarios, ellos más que nadie están prestados en este mundo, no nos pertenecen. Bajan y vienen sólo para hacer el bien, y luego se devuelven y desde arriba nos protegen, uniéndose a toda la fila de santos y seres queridos que día a día les pedimos su intervención a Dios y su Madre para que nos protejan.
Creo que no sólo debemos mantener vivo tu recuerdo, sino pasarlo a las nuevas generaciones, y cada uno de nosotros dar ejemplo y seguir tus consejos, para ser mejores ciudadanos, mejores hondureños, mejores seres humanos. Allá arriba tu estás cantando, componiendo en tu veranda celestial, y dándote a todos como siempre hiciste.
Me dijiste hace cinco años, que por que no hacía un blog y escribía mis pensamientos, acá está mi blog, Pensando en vos.
Salud Guillermo, salud Guille.