Monseñor Jesús Delgado, el histórico secretario personal del arzobispo de San Salvador, Óscar Arnulfo Romero, explicó que hubo una oposición económica, social y política a su beatificación. “Hay que conocer bien las circunstancias latinoamericanas de ese momento para conocer el verdadero valor de las personas. Personas como monseñor Romero, que vivió comprometido con una situación muy delicada”, agregó.
Entre aquellos que se mostraron más reacios dentro de la Curia vaticana a que continuase la beatificación de Romero, el prelado citó al cardenal colombiano Alfonso López Trujillo, que falleció en 2008.
“Si un cardenal como López Trujillo tenía autoridad para decir no es porque también él conocía la situación, pero desde su perspectiva. Algunos dicen que fue él quien atrasó el proceso y puede que sí, porque él era el encargado de los temas de América Latina en el Vaticano”, reconoció Delgado.
El histórico secretario relató cómo en 2007 el entonces arzobispo de Buenos Aires, y actual papa Francisco le confesó que si fuera papa beatificaría a Romero. Aunque el proceso de beatificación fue acelerado por Francisco, también Juan Pablo II le reconoció personalmente durante un encuentro que Romero “no necesitaba milagros” y que “es un mártir”.
Tomado libremente de: noticia de el Mundo
El jueves 23 de marzo, fue la conmemoración de la última homilía que dirigió mons. Romero al pueblo denunciando las numerosas violaciones de los derechos humanos y manifestando en público su solidaridad hacia las víctimas de la violencia política de su país. En este contexto, la Comunidad de San Egidio organizó una misa en la basílica de Santa María en Trastevere, a la que asistió entre otros, el Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede y la comunidad salvadoreña. La celebración eucarística fue celebrada por el presidente de la Conferencia Episcopal salvadoreña y arzobispo de San Salvador, mons. José Luis Escobar Alas y concelebrada por el presidente de la Pontificia Academia para la Vida, mons. Vincenzo Paglia y los obispos salvadoreños que se encontraban en Roma en visita ad limina apostolorum. De claraciones del presidente de la Conferencia Episcopal que nos dice que se habló en el encuentro con el Santo Padre, y si abordaron el tema de la beatificación del padre Rutilio Grande y la canonización de mons. Romero.
Óscar Arnulfo Romero y Galdámez, conocido como monseñor Romero, fue un sacerdote católico salvadoreño y el cuarto arzobispo metropolitano de San Salvador (1977-1980), célebre por su prédica en defensa de los derechos humanos y por haber muerto asesinado durante la celebración de la misa.
Como arzobispo, denunció en sus homilías dominicales numerosas violaciones de los derechos humanos y manifestó en público su solidaridad hacia las víctimas de la violencia política de su país. Su asesinato provocó la protesta internacional en demanda del respeto a los derechos humanos en El Salvador. Dentro de la Iglesia católica se lo consideró un obispo que defendía la «opción preferencial por los pobres». En una de sus homilías, afirmó: «La misión de la Iglesia es identificarse con los pobres, así la Iglesia encuentra su salvación» (11 de noviembre de 1977).
El 24 de marzo de 1990 se dio inicio a la causa de canonización de monseñor Romero. En 1994 se presentó de modo formal la solicitud para su canonización a su sucesor Arturo Rivera y Damas. A partir de ese proceso, monseñor Romero recibió el título de Siervo de Dios. El 3 de febrero de 2015 fue reconocido como mártir «por odio a la fe» por parte de la Iglesia católica, al ser aprobado por el papa Francisco el decreto de martirio correspondiente y promulgado por la Congregación para las Causas de los Santos. En América Latina algunos se refieren a él como san Romero de América. Fuera de la Iglesia católica, es honrado por otras denominaciones religiosas de la cristiandad, incluyendo a la Comunión anglicana la cual lo ha incluido en su santoral. Es uno de los diez mártires del siglo XX representados en las estatuas de la abadía de Westminster, en Londres, y fue nominado al Premio Nobel de la Paz en 1979, a propuesta del Parlamento británico. El 23 de mayo de 2015 fue beatificado en la Plaza Salvador del Mundo cerca de las 10:30 A.M. Se trata del primer salvadoreño en ser elevado a los altares y el primer arzobispo mártir de América.
Mons. Paglia ¿a qué punto estamos de la causa de canonización de Mons. Romero, y de beatificación del Padre Rutilio Grande?
Declaraciones de Mons. Paglia.
Como noticia fresca, la misma mañana del jueves 23 de marzo, se abrió el proceso diocesano sobre el presunto milagro de una señora salvadoreña, por tanto a partir del mismo 24 de marzo, un fecha muy importante en este proceso, comienza el estudio de estas cartas donde explican este milagro, ocurrido a una señora que estaba en el séptimo mes de embarazo y según los datos clínicos arriesgaban la vida ella y su bebé. Algunos amigos invocaron en esos días la intercesión del beato mons. Oscar Romero, y algunos días después nació el niño, y la madre ahora está bien. Deseamos, que los documentos presentados desde el punto de vista clínico, y de parte de los testimonios, concluyan en forma positiva y sea reconocido el milagro.
Después de un primer examen habrá un colegio de médicos que dará su juicio al respecto, luego un grupo de teólogos que analizarán los testimonios y luego en una reunión final se decidirá si este evento es milagroso o no. Si es milagroso será presentado al Santo Padre y se abrirá el camino hacia la canonización de Mons. Romero. Es un deseo que tenemos todos, y deseamos que suceda pronto, pero los tiempos van respetados con atención así como se hizo en la fase precedente, en la beatificación por su martirio por su asesinato por odio a la fe.
Creo que esta eventual canonización solicita ya desde ahora, la intensificación de la oración, pero sobre todo en el Salvador, en Centro América, y por doquier hay que imitar el ejemplo de mons. Romero, que vivió no por él sino por el otro, por su pueblo y creo que hoy rezarle a Mons. Romero significa también rezar para que terminen las violencias en El Salvador, en América Latina y donde sea en el Mundo. Porque la canonización extiende la protección de Romero hacia todos los pueblos y hacia todos los creyentes. Y hacia todos aquellos que tienen necesidad de paz y de reconciliación.
El Padre Rutilio Grande García S.J.
Sacerdote salvadoreño asesinado en 1977, junto con otros dos salvadoreños, hecho que impulsó a monseñor Óscar Romero, beato y mártir, —de quien fue amigo— a insistir al gobierno que investigara el hecho y, al no cumplir esa insistencia, a cambiar su posición sobre el papel de la Iglesia y del individuo en la política.
El 24 de septiembre de 1972, el padre Grande se convirtió en párroco de Aguilares, la misma parroquia en que él había pasado su niñez y juventud. Allí fue uno de los jesuitas responsables de establecer las Comunidades Eclesiales de Base (CEB) y de entrenar a los líderes, llamados «Delegados de la Palabra». Este movimiento de organización campesina encontró oposición entre los terratenientes, que lo veían como una amenaza a su poder, y también entre sacerdotes conservadores quienes temían que la iglesia católica llegara a ser controlada por fuerzas políticas izquierdistas.
Grande también desafió al gobierno por su respuesta a acciones que le parecieron destinadas para perseguir a los sacerdotes salvadoreños hasta silenciarlos. El sacerdote colombiano Mario Bernal Londoño, que servía en El Salvador, había sido secuestrado el 28 de enero de 1977 frente al templo de Apopa cerca de San Salvador — supuestamente por elementos guerrilleros — junto con un miembro de la parroquia, que pudo salir con vida. Posteriormente el padre Bernal fue expulsado del país por el gobierno. El 13 de febrero de 1977, Grande predicó un sermón que llegó a ser llamado su «sermón de Apopa», denunciando la expulsión del padre Bernal por el gobierno (denuncia que la misma OEA indicó que pudiera haber provocado su asesinato):
Queridos hermanos y amigos, me doy perfecta cuenta que muy pronto la Biblia y el Evangelio no podrán cruzar las fronteras. Sólo nos llegarán las cubiertas, ya que todas las páginas son subversivas—contra el pecado, se entiende. De manera que si Jesús cruza la frontera cerca de Chalatenango, no lo dejarán entrar. Le acusarían al Hombre-Dios… de agitador, de forastero judío, que confunde al pueblo con ideas exóticas y foráneas, ideas contra la democracia, esto es, contra las minoría. Ideas contra Dios, porque es un clan de Caínes. Hermanos, no hay duda que lo volverían a crucificar. Y lo han proclamado.
Muerte
El 12 de marzo de 1977, el padre Grande — acompañado por Manuel Solorzano, de 72 años, y Nelson Rutilio Lemus, de 16 — manejaba el jeep otorgado por el arzobispado sobre la carretera que comunica el Municipio de Aguilares con el Municipio de El Paisnal, ya que partía de aquella parroquia para celebrar la misa vespertina de la novena de san José, cuando los tres quedaron emboscados y murieron ametrallados por Escuadrones de la Muerte.
Al saber de los asesinatos, monseñor Óscar Romero fue al templo donde reposaban los tres cuerpos y celebró la misa. En la mañana del día siguiente, después de reunirse con los sacerdotes y consejeros, Romero anunció que no asistiría a ninguna ocasión gubernamental ni a ninguna junta con el presidente — siendo ambas actividades tradicionales del puesto — hasta que la muerte se investigara. Ya que nunca se condujo ninguna investigación nacional, resultó que Romero no asistió a ninguna ceremonia de Estado, en absoluto, durante sus tres años como arzobispo.
El domingo siguiente, para protestar por los asesinatos de Grande y sus compañeros, el recién instalado monseñor Romero canceló las misas en toda la arquidiócesis, para sustituirlas por una sola misa en la catedral de San Salvador. Oficiales de la iglesia criticaron la decisión, pero más de 150 sacerdotes concelebraron la misa y más de 100.000 personas acudieron a la catedral para escuchar el discurso de Romero, quien pidió el fin de la violencia.
Proceso de beatificación
En marzo de 2015, el Arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, anunció que se abriría una investigación sobre la vida del padre Rutilio Grande en aras de formar una causa de beatificación. El proceso se encuentra aún en una fase incipiente dentro de la etapa diocesana. Si todo resultase según lo planeado, al ser enviada la causa de beatificación a la Santa Sede, este proceso podría ser menos tardado que el del beato Óscar Romero, mártir, ya que el papa Francisco ha mostrado apertura al asunto. Rutilio Grande corresponde así al tercer proceso de beatificación abierto por la Arquidiócesis de San Salvador, junto al de Óscar Romero, beato y mártir; y al de Madre Clara Quirós.
Homenajes al «Padre Tilo»
La biografía cinematográfica Romero ilustra la amistad entre Romero y Grande, las obras comunitarias y el activismo del padre, y su asesinato. En la película, la muerte de Grande sirve para provocar en Romero un cambio hacia un papel activista en la Iglesia y en la nación. Esta perspectiva de la conexión entre los dos sucesos es apoyada por varias biografías de Romero.
La Comunidad Rutilio Grande se fundó el 15 de marzo de 1991, por un grupo de ex-refugiados salvadoreños recién regresados de 11 años de exilio en Nicaragua. Entre los proyectos diversos del grupo está «Radio Rutilio,» una radioemisora que destaca jóvenes locales como presentadores de noticias y anuncios comunitarios. La comunidad colabora también con una congregación luterana estadounidense para brindar educación de secundaria a los niños locales. Además la comunidad mantiene un programa de «ciudades hermanas» con la ciudad de Davis, California, desde 1996.